domingo, 27 de junio de 2010

NOVILLADAS DE PROMOCIÓN EN LA MAESTRANZA

domingo, 27 de junio de 2010 0

FUENTE: www.plazadetorosdelamaestranza.com

martes, 22 de junio de 2010

SEVILLA CON SEVILLA, PORQUE EL GRAN PODER ES SEVILLA

martes, 22 de junio de 2010 0
De un evento que circula por internet:

Dicen que el jueves o el viernes el Señor estará de nuevo repuesto al culto. Sin duda es una gran noticia. Estaría bien que todos cofrades y devotos fuéramos a verlo y mostrarle nuestro amor con, al menos, un clavel rojo.
No nos cuesta nada y demostramos nuestro fervor a la imagen y cercanía a los hermanos de tan importante cofradía.
¿Te animas?

domingo, 20 de junio de 2010

SI ALGUIEN TE ALZA LA MANO O TE OFENDE, GRAN PODER

domingo, 20 de junio de 2010 0
Si alguien te alza la mano
o te ofende, Gran Poder,
te juro Dios Soberano
que no pudo nacer
bajo el cielo sevillano.
Rodríguez Buzón.

lunes, 14 de junio de 2010

MORANTE DE LA PUEBLA EN EL DOCUMENTAL "ARENA"

lunes, 14 de junio de 2010 0

sábado, 12 de junio de 2010

450 AÑOS DE LA ESTRELLA DE TRIANA (I)

sábado, 12 de junio de 2010 0

La Virgen bajó del Cielo

Por una larga escalera

Formada por los luceros.

Madre ¿"me llevas contigo?

Pidió permiso una estrella

y la Virgen sonriendo

se la trajo hasta la tierra.

En el barrio de Triana

La Señora se quedó

y por Virgen de la Estrella

en Triana se nombró.

Era Domingo de Ramos

Sevilla estaba de gala

y al ver a la Virgen dijo:

"Es la Estrella de Triana"

Del Pregón de la Semana Santa de Sevilla 1990, D. José Luis Garrido Bustamante

martes, 8 de junio de 2010

AROMA A ROMERO EN LA MAÑANA DEL CORPUS

martes, 8 de junio de 2010 0








domingo, 6 de junio de 2010

"MORARTE" DE LA PUEBLA, POR ANTONIO GARCÍA BARBEITO

domingo, 6 de junio de 2010 0
DIARIO ABC DE SEVILLA 06/06/2010.
http://www.abcdesevilla.es/20100606/sevilla--/morarte-puebla-201006052038.html


Así, así, despacio, como sale un palio; y más despacio, como envejece el vino; y más despacio, como envejece el tiempo. Así, así, que una media dure más que una faena, que tu capote tarde más en desperezarse que en hacerse, que al rosa de tu capote le dé tiempo de despintarse en lo que tarda una verónica tuya. Así, así, como ya lo vimos, hace mucho tiempo, en otras manos —¿o acaso así no lo vimos nunca?—; así, como si estuvieras enseñando a leer al toro… ¿Una silla? ¡Un trono! Incluso sentado en una piedra mantendrías la torería en el tipo. Un trono para ti, muchacho, el Trono.

Huérfanos de esa gracia andábamos, sin saber a qué carta quedarnos para tratar de conformarnos con algo que se le pareciera a cuanto habíamos soñado. Y llegaste tú. Y llegaste tú y ya ves, se quedó claro en el ruedo un Morante y un después. ¿Qué será eso, Dios mío? ¿Qué se sentirá un torero en la sangre, en la cabeza, en las manos, para ver venir un sueño en punta y convertir en milagro lo que nadie imaginaba? No, tú no eres heredero de nadie, ni tus manos han recogido cetros de otros, ni hay en ti maneras prestadas ni modelos copiados. Tú eres tú y sólo tú. Cuando al toreo llega alguien así, no estamos volviendo a ver sino viendo por primera vez la luz de otra aparición. ¿Una silla? ¿Qué silla? ¿Es que hay sillas dignas donde darle sitio a tu arte torero? ¡Un trono! Quien llega así sabe que manda sin decirlo, sabe que es el más grande sin más necesidad que la de firmar la propiedad del arte ante la cara de los toros, así, sin sangre, así, toro y torero enteros, allí, cinco años de ensayos de embestidas, aquí, un capote que saca del horno, recién hecha, la inspiración de la verónica. Que lo conteste quien quiera: si a eso llaman una media, ¿qué será, Dios, una entera?

Así, así, despacio, la eternidad suspendida en un vuelo bajo, segundero de un Dios cansado hecho percal. Así, así… ¡Un trono! ¿Existió otra vez ese toreo de capa? ¡Qué más da! Un toreo así nace cada vez que se hace. Un toreo así siempre es único. No hace falta ni estar más preparado que nunca, ni andar en racha, ni que la suerte se ponga de tu parte: es saber y decirlo cuando el genio lo considera —quizá sin saberlo— oportuno. Y queda hecho. Inimitable, tanto, que ni el mismo genio podría hacer lo mismo otra vez. ¿Una silla? Cualquier silla sería pobre. ¡Un trono! Y un Morante. Y un después. Y un siempre. Y un nunca.
 
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