En este tiempo, que se cuenta hacia atrás (porque Sevilla es el único lugar de este mundo en el que el tiempo se resta y no se suma), se producirá la explosión del azahar en los naranjos, el Sol despertará del letargo. Se verán capirotes en bolsas y parihuelas por las calles. Viacrucis, cultos y pregón. También volverá la “rampla” del Salvador…
Bienvenida doña Cuaresma, derrame usted el licor de la primavera para que nos emborrachemos de Sevilla.
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