Pon fin apareció el verdadero valor, sin tapujos, sin mentiras y sin querer engañar con alardes baratos.
Las suelas de sus manoletinas se fueron oliendo a romero, porque en 12 minutos de faena a un toro, que ni merece llamarse toro, volvió loca a la Catedral, como la Catedral se volvió loca cuando la pusieron al “lao” de la Giralda.
Lastima me dan algunos de sombras, el dinero y la corbata, en muchos casos hace insensible a las personas, de pena.
1 comentarios:
Ole, ole y ole.
Un saludaso.
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