Triana es siempre la excepción que confirma la regla de Sevilla. Sevilla se miró en el río y salió ese sueño al que llamamos Triana. Todo lo que le falta a Sevilla lo tiene Triana. Sevilla no tiene mar, por eso Triana le puso el río. Sevilla no hizo la revolución industrial, por eso se pusieron a echar humo las chimeneas de los tejares. En Sevilla nunca mandó la burguesía, por eso Triana estuvo en manos de comerciantes e industriales, la rebotica de Aurelio (léase Urelio) en el Altozano tenía mucho de conspiración de una gloriosa revolución para declarar al barrio cantón independiente, poner una barricada de avellanas verdes en el Altozano y proclamar a los cuatro vientos del universo: "Viva Triana con honra". A Triana le queda un nacionalismo sin fronteras que se afirma en cuanto pasa el puente o llega a la primera parada del autobús de Los Remedios. ¿De dónde es usted? De Triana. ¿Y eso donde está? En todos los centros de
Antonio Burgos
Texto publicado en "25 viejas postales de Triana", edición del Ayuntamiento de Sevilla y
0 comentarios:
Publicar un comentario