viernes, 5 de junio de 2009

MONEDAS DEL DIABLO... (PARA D. CARLOS SCHLATTER)

viernes, 5 de junio de 2009
Por mi amigo Enrique Oviedo:
Tras haber leído esta mañana este artículo en el Diario de Sevilla, me han entrado ganas de aprovechar este pequeño estrado que mi amigo Paco ha colgado, para que nuestras voces se oigan un poquito más lejos, pues la noticia, a parte de apenarme me llena de indignación.

Ya sabemos que vivimos en un mundo en el que el reino de las prisas impera tras cada esquina, un mundo en el que se han perdido valores como reconocer las cualidades de las personas. Hoy día no importa si usted es capaz de pintar a la perfección un Caravaggio, o simplemente si usted sabe tocar un instrumento o construir los más bellos muebles de manera autodidacta. Sí, los autodidactas siguen existiendo, probablemente más que los que hubo en el siglo XV, pero nuestro reino, el de las prisas, no entiende de eso y vivimos bajo el yugo dictatorial del “Título” y el “Currículo”. No olvide que usted no es nadie si no tiene un “master en…” o una “licenciatura de…” y, por supuesto, para los curritos de toda la vida, ya no sirve haber sido aprendiz del mayor de los maestros, sino que hay que ser “técnico en…” Pues sí, es la realidad, hemos ganado en competitividad, en cantidad, pero seguramente hayamos perdido en cualidad. Al fin y al cabo, como he dicho antes, esto ya lo sabíamos.

Pero hoy me he dado cuenta de que aunque hayamos conseguido nuestras metas, aunque parezca que dejamos un legado en el mundo terrenal, el dinero, el capital, las monedas del diablo son capaces de desvanecer todo el trabajo de una vida entera. Carlos Schlatter aportó a esta Sevilla Nuestra algo que hoy ya es exageradamente común y de lo que éste Señor fue pionero. Ya no es difícil encontrar, incluso en noviembre, un programita de radio que nos hable de pasos, Cristos, Vírgenes, Hermandades… pero él empezó de cero, y estoy seguro de que le tuvo que costar mucho convencer a sus superiores de tan rara idea, incluso cuando las prisas no habían dado el golpe de Estado. Para más asombro mío, encima me entero de que el padre de Don Carlos, fue el que diseñó a nuestro queridísimo Gambrinus, símbolo de la alegría y el gen sociable del sevillano.

Por un momento, párense a pensar en lo que le ha sucedido a esa familia en cuestión de cuatro años. Le cierran el programa a Don Carlos, imaginamos que por cuestiones de audiencia, publicidad, bla bla bla… y hace unas semanas, cambian por completo el diseño de los diseños de su padre, también por motivos estéticos, marketing… no olvidemos que los gordos estamos mal vistos en esta dictadura…En definitiva, el trabajo de dos generaciones se ha ido al garete por caprichos del diablo.

Don Carlos Schlatter, sin duda se ha ido usted a un mundo mejor.

Descanse en Paz, el padre de la “Saeta”
Noticia en Diario de Sevilla:
Fallece Carlos Schlatter, el creador del programa de radio “Saeta”

Cuando en Cuaresma de 207 decidió la Cadena Cope prescindir del programa Saeta, Carlos Schlatter empezó verdaderamente a morirse. Sus amigos le daban tierra ayer, pero Carlos Schlatter ya había muerto cuando murió su hija del alma, el programa radiofónico pionero de la Semana Santa de Sevilla, Saeta.
Saeta vio la luz al compás que lo veía Radio Vida, aquella aventura radiofónica que nación en la congregación de Los Luises en el año 1955, como página de Semana Santa para crear un género periodístico que por aquel entonces carecía de espacio.
Saeta tuvo como gran peculiaridad su careta, con aquella saeta de Manuel Centeno a la salida de la Cruz de Guía de El Silencio. “Silencio pueblo cristiano…” en el arranque de aquel cante que ilustró dicho programa radiofónico durante medio siglo. Dirigida por Carlos Schlatter se basaba en voces como la de Chano Amador, de Manolo Toro o de José Manuel del Castillo. El primero recitaba con su voz inconfundible, el segundo entrevistaba y el tercero le daba pábulo a la chismografía en el mundo cofrade con sus irónicos “se dice…”
Carlos Schlatter era sevillano, pero de ascendencia alemana y su progenitor fue el que diseñó el símbolo de la Cruz del Campo, ese Gambrinus con aspecto tirolés que con los cambios de diseño ya no es tan orondo. A los noventa años de edad, Carlos Schlatter se ha ido para siempre en pleno Pentecostés, pero la verdad es que empezó a morirse el día que supo que su hija más predilecta había sido enviada al cajón de los recuerdos. Descanse en paz un cofrade sevillano y pionero de la información cofradiera.

L.C.P. Obituario. Diario de Sevilla del 4 de Junio de 2009 (pág.10)

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