jueves, 16 de julio de 2009

SINFONÍA TORERA ENTRE CHARANGA Y BORRACHERA

jueves, 16 de julio de 2009
MORANTE, POR ENCIMA DE EXITOS Y ALGARABÍAS
ZABALA DE LA SERNA – ABC

Escribo tu nombre en el cristal del asombro. Sabía
que vendrías por encima del silencio, por encima de los ruidos, de la algarabía y el estruendo, para hacer de tu toreo un sueño. Escribo tu nombre, Morante, por encima de
tantos éxitos. Llevo diez días esperando el toreo, y valoro la entrega absoluta de Rafaelillo, y el desgarro de Joselillo, que ni Miura ni Dolores son Núñez del Cuvillo. Pero qué maravilla es citar excitando con la palma de la mano, con la yema de los dedos, sintiendo las telas, la figura relajada, el toro andando. En el tercio, en las rayas, sucedieron, ocho naturales, ocho, y el de pecho, en mitad de la faena, que antes conté con la derecha la conversación con su mentón. ¿Qué se dirían con tanta naturalidad? El toro no era ni para mucho ni para tan
to. Cuestión de interpretar. Otra media docena y un molinete zurdo abelmontado que olía a azahar. Y la plaza respondía. Vaya que si respondió. La derecha de nuevo, y ayudados por alto para que atendiera el sol. Todavía insistía en la zurda y en la colocación. ¡Qué faena más bonita en plena ebullición, de los sanfermines que se despiden! Adiós, adiós. Se habrán cortado orejas, ninguna con este sabor. En la vuelta al ruedo iba el capote arrebujado sobre el codo en el costado del corazón, la montera en la derecha acompañada de una flor. Qué paseo de torero macho, sin cursilería de bata de cola. Qué trofeo más sentido, ole Pamplona. Un recuerdo a Marcelo.

En la exposición de Cía había unos lances de Morante, y otros de Romero, pero ninguno hacía de las tafalleras tijerillas y floreros. Morante al cuarto no sólo los dibujó, sino que además de salida le engarzó dos verónicas extraorinarias y una media de sensación. El toro, fino de cabos, puntas y hechuras, apuntó con ser lo que luego no fue, descompuesto y agitado. Morante en el estribo sentado lo esperó, y aunque nada luego cuajó hubo flashes y momentos que no los cambio yo por faenas macizas, adocenadas de dos en dos...

El Juli el triunfo arrastró. Con un toro que no humillaba y del que tiró. Muy abierto de cara el cuvillo, muy abierto de compás el torero, que se hacía a pulso con este sobrero que el presidente precipitó. Mal devuelto el titular, para pedirle al usía el carnet de identidad. Julián se llevó una oreja, y del quinto otras dos más. Buen toro por la derecha, pero cabe subrayar que Pamplona no merece sacrificar su prestigio del toro-toro venga El Juli o Perera. La verdad es que J.Lo ( y no es Jennifer López) estuvo espectacular con la espada a la hora de matar. De ahí a la tres peludas cabe un abismo.

Perera se llevó una del noble tercero, y otra del flojo sexto. Marisol no cantó ¡tómbola, la vida es una tómbola...! Toreó quien menos orejas cortó.



MORANTE BIEN VALE UNA FERIA

KOLDO LARREA- DIARIO DE NAVARRA

Cierre de feria bañado en torería. Así se puede definir el festejo que puso fin a la 51 Feria del Toro. Corrida de toros, o de toritos, para figuras, nada sobrados de fuerza, nobles hasta el final, bonachones, pero escasos de esa importancia que emociona al aficionado. Toros fáciles al alcance del triunfo. En cualquier caso, fue la mejor corrida que Núñez del Cuvillo ha traído a Pamplona, en lo referente a juego, claro está, no en cuanto a presentación.

Y en el ruedo Morante. Su figura, de torero añejo, como de otro tiempo, o de ninguno, o de todos. El sevillano realizó dos faenas muy distintas: la primera fue de Morante; la segunda, morantista. Al principio, le costó despertar, como si se viese inmerso en un escenario demasiado raro. Lo hizo con un quite por tafalleras, que simplemente gustó. Después, su muleta no fue más que un ligero instrumento de sereno y suave mando. Faena por ambos pitones, limpia, con gusto, con tranquilidad. Morante se sentía a gusto en Pamplona. Las veinte mil almas que le contemplaban, también. E, incluso, ese toro noble y colaborador, que murió tras una estocada algo desprendida. Oreja para Morante, oreja para la historia.

En su segunda intervención, tras el puro de rigor en el callejón, no obtuvo premio. No importó. Qué más da. Dejó en el aficionado ese regusto de toreo diferente, único, con duende sevillano, con pellizco trianero. Primero, con dos verónicas para pintar otros tantos carteles taurinos. Después, ya con la franela, con trincherazos profundos y cambios de mano artísticos, que embrujaron, cautivaron, enamoraron, y emocionaron... Un rico abanico de sentimientos taurinos. Gracias, Morante. Vuelve pronto. Pamplona te quiere y tú demostraste ayer que quieres asimismo a esta acogedora ciudad.

Debe ser muy difícil torear después del sevillano, cuando éste lo hace bien, como nadie. Pero El Juli superó esa situación y dejó claro en el ruedo pamplonés quién manda y por qué manda.

Su primera faena tuvo mando y temple, en el más puro estilo julístico, y su estocada, rotundidad de maestro. Una oreja. Pero el madrileño quería más. No estaba dispuesto que nadie le pisara, le ensombreciese en ésa que se presume de ser la Feria del Toro.

Su segunda faena fue la más completa y torera de todas las que se han podido presenciar en ocho corridas consecutivas de toros. La ejecutó toda en los medios, con cuatro series en redondo, siempre a más, la última como lección obligatoria para las escuelas taurinas. Terminó con una media estocada y mandó a sus peones que se retirasen, sabedor de que era suficiente. Enhorabuena, maestro.

Perera volvió a mostrar ante el tercero esa elegante quietud que le caracteriza. Una pena que ese sexto sólo le permitiera esfuerzo y no arte para esa puerta grande.


vídeo: http://www.sentimientosylocuras.com
fotos: http://www.burladero.com

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