miércoles, 29 de abril de 2009

MORANTE EN LA CIMA DEL TOREO

miércoles, 29 de abril de 2009




Algunas crónicas de la tarde de ayer:
LAS OREJAS SON, AL FIN Y AL CABO, UN DESPOJO
por Fernando Carrasco, ABC
Era todo un espectáculo contemplar a Curro Romero coger las orejas cuando se las entregaba el alguacilillo. Lo mismo que si le concedían un rabo. Recuerdo la tarde de Antequera, mediada la década de los noventa, cuando cortó los máximos trofeos. Tomó los tres -las dos orejas y el rabo- con una sola mano; los enseñó al presidente y, acto seguido, se desprendió de ellos dándoselos a uno de sus subalternos.
Al fin y al cabo, las orejas, los trofeos, son despojos. Por eso mismo, que ayer Morante de la Puebla no cortase nada no me importa lo más mínimo. Porque un servidor se queda con lo visto, mejor escrito, vivido, en la faena a su primero.
El otro día escríbiamos del milagro y la pasión. Ayer no se produjo milagro, porque no lo es que José Antonio toree. Sí hubo, y mucha, pasión. Pasión en cada muletazo que salía de sus muñecas; pasión en los cites, en la forma de embarcar a su enemigo. Pasión en los remates, en los pases de pecho, en la manera de andarle al «juanmpedro».
Pasión en Morante. Pero pasión también en los tendidos. Hacía tiempo que no veía a la gente tan apasionada. Y eso es el toreo. El toreo con mayúsculas, ni más ni menos. Y quienes no lo comprendan, peor para ellos.
¿Es Morante el torero que buscaba Sevilla tan desesperadamente? Que se lo pregunten a las miles de almas que bramaban en cada muletazo del de La Puebla. Que se lo pregunten a las verónicas imposibles, a las trincherillas aladas, a los naturales de trazo increíble. Que se lo pregunten a la pasión que pone José Antonio.
Por eso mismo, nada más y nada menos, las orejas no dejan de ser despojos. Despojos que no hacen nada en manos de Morante de la Puebla.
MORANTE, O EL RUMOR DEL TOREO
por Zabala de la Serna, ABC
Morante Maravilla de La Puebla. Morante de Sevilla. «Un ceceo entre el hablar y el callar, desde el mar, que es quietud y es balanceo, algo que se siente rondar. Quizá el rumor del toreo». La definición de Pepe Alameda de Antonio Ordóñez se la plagio y extrapolo a Morante. Genio y figura. «Cuando le vi torear fue sin estremecimiento, era sólo un mecimiento, como el aire al pasar». O un enamoramiento. Sevilla ha encontrado a su torero. Sin una duda, ni un quebranto, abierto el capote y el sentimiento. Muy despaciosa la verónica, los lances sobre el albero. Huele a Sevilla y a mayo, ese capote, esa desgana, ese barrido desmayo, campana del Sur, campana. Así se abrió el libro de Morante con el tercero, un capítulo para la historia: martes, 28 de abril de 2009. Señalen la fecha en el calendario. No existía el toro. Morante se lo inventó, sin patetismos de hondura, ni la falaz tesitura de abrir de más el compás. Poco a poco lo fue haciendo, en el tercio. Asentado, tranquilo, respirando felicidad, en la cara, muy quieto, echándosela de verdad cortó el gazapeo. Y desde ahí a más. Embroque, empaque, el pecho por delante, hacia dentro aprovechando algún viaje. Valiente clavado en la arena, paciente asentado en el mar. La derecha cedió a la izquierda, y la izquierda se meció con la cintura con suma naturalidad. No se cansaba Morante de torear. Se asomó Pepe Luis a pies juntos, en una estampa de eternidad. José Antonio se rebosaba en los pases de pecho todo lo que el toro no se quería rebosar. Medios viajes, medios nada más. La música estuvo callada, ignorante, absurda, ¡sobraba! No la toquen más. Caprichosa batuta que silencia un pasaje para recordar y canta chicotazos, trallazos, pares caídos, sin personalidad. Métase la partitura por donde suenan los truenos. El aviso sí fue puntual. Morante se pasaba de faena y le daba igual como a todos los demás. Los flecos de la muleta no se cansaban de arrastrar esa embestida noblota, sin chispa ni calidad. Fue todo esencia morantista, existencia abelmontada en el paladar, el molinete invertido, la trincherilla, el desparpajo, qué se vayan al carajo quienes no saben ver torear. De verde esperanza y azabache, Morante firmó la tarde y poco hay más que hablar. Pinchó desgraciadamente, y aún así, al descabellar, la gente se puso en pie, tiró chaquetas, sombreros, claveles sobre el albero. El capote plegado en el antebrazo izquierdo sólo quería saludar, pero la Maestranza rendida obligó a su portador, profeta de páginas del pasado, de Cagancho y el Gallo, Rafael el de Jerez, a dar una vuelta al ruedo alegre, jubilosa, cayendo desde los tendidos cosas, elogios, desvanecimientos. Sevilla se enamoró de nuevo, por primavera...
La corrida de Juan Pedro no dio para más. La alternativa de Nazaré se estrelló contra ella y su basto sobrero; a Ponce se le cambió la cara ante tanto descastamiento, cabezazos y sangre aguada. Morucha la juampedrada. «¡Una novillada gorda!», gritaron desde una grada.
Sólo un sueño de la Marisma trajo el rumor del toreo.
MORANTE, UN ARTE DE CINE
Por Manuel Viera, sevillataurna.com

Es artista aquel que aplicando ojos y tacto consigue mediante un acto taumatúrgico que lo que hace adquiera cualidades sorpresivas y expectantes. Y Morante de la Puebla, que lo es, ha conseguido que el toreo adquiera esta tarde la categoría  de sublime y distinto al transformar el trazo a derecha e izquierda en toda una extraordinaria obra de arte.

Excéntrico y genial, así es este virtuoso del toreo, y también uno de los toreros más interesantes del momento. Morante manifiesta en cada pase los rasgos distintos de un toreo idolatrado por las dimensiones de sus formas. Un toreo que emociona y conmociona tras resaltar con capa y muleta el arte de los genios. El toreo del sevillano, que nació esta tarde de un valor inimaginable, de una pasión desbordada, de una emoción sin límites, fue ejecutado con todos sus sentidos. Así se inspiró para transformarse después, y realizar una tauromaquia obsesiva cargada de matices y elaborada con su particular intimismo de artista.

La faena de Morante al complicado tercer toro de la tarde ha sido una de sus cumbres indiscutibles, cuya trascendencia se hará notar durante la temporada.  Imbatible en el ruedo y excepcional en las formas de realizar un toreo auténtico y emocionante. Lo hecho fue de cine. Nada mejor para comenzar que el majestuoso lance de la verónica. ¡Qué compás! ¡Qué forma de parar el tiempo durante el lentísimo ritmo de la seda! ¡Y qué media! Sensacional toreo de capa, que tuvo su continuación con la muleta en un elaborado trasteo donde acumuló talento y valor, hasta doblegar y hacer válidas las complicadas y discontinuas embestidas de un flojo 'juampedro' sin humillar que no le dejaba colocarse por su continuo gazapeo. Y así, a golpe de sapiencia y aguante, llegó la expresividad del derechazo, primero en dosis aisladas de uno en uno, y después ajustados, hilvanados y rematados. Con la izquierda apareció la expresividad del natural, que es donde se acumula lo mejor de su talento de artista. La riqueza rítmica del despacioso y ceñido trazo, desmayada la figura, cobró vida gracias a la genialidad chispeante de este artista. La izquierda mágica de Morante citando de frente captó magistralmente la esencia del natural con genuino sabor a toreo antiguo. Un precioso y lento trazo pareció conservar el tono sepia brillante de los recuerdos. Y de broche de oro el remate no menos 'monstruoso' y mágico del peculiar molinete. El arte, el valor y la ambición mostrada no tuvieron el resultado final de la estocada. Pinchó Morante una de las faenas más emocionantes vistas en esta plaza. La atronadora ovación no se hizo esperar, y en la obligada y clamorosa vuelta al ruedo le mostró la plaza el reconocimiento unánime a su apasionante tauromaquia.

http://www.sevillataurina.com/cronica.php?id=2025

ENCICLOPÉDICO MORANTE

por Francisco Mateos, sevillataurina.com

 Hay toreros académicos, con Medallas de las Bellas Artes y creo que hasta legionarios (alta condecoración en Francia), pero lo de Morante esta tarde es más que todo eso: Morante es enciclopédico. Lo que ha hecho Morante esta tarde en su primer toro, el tercero de la birria de corrida de Juan Pedro Domecq, es de Enciclopedia de la Tauromaquia y muy señor mío. Un toro cualquiera, en una tarde cualquiera de Feria de Abril. Un toro desrazado, a media altura, gazapón, que se movía, a veces a oleadas, a veces con alguna mínima calidad; pero que distaba de ser un gran toro. Morante desplegó desde un principio todo un compendio del saber y del buen torear. ¡Qué forma de 'enseñar' el toreo! Ha sido una consecución de pasajes gráficos de cómo hacer el toreo. Ha mezclado toreo antiguo con moderno, elegancia con enfado, valor con estética, gusto con técnica. El Morante todoterreno que es capaz de poderle a todos los toros. ¡Que enseñen el video en todas y cada una de las escuelas de tauromaquia, por favor! ¡Que aprendan los alumnos el toreo del siglo XX y XXI explicado en la faena de Morante!

     Se ha llevado de carril el trofeo 'A la mejor faena' de la Feria de Abril; como se debe llevar Salvador Cortés la de 'La mejor estocada'. Como también Curro Robles el de 'Mejor banderillero'. O como será difícil que se le escape a 'Chocolate', un año más, el de 'Mejor picador'. Por cierto, todos ellos son sevillanos y no es por localismo; al César, lo que es del César. Una faena, la mejor de la Feria, sin música; ni falta que hacía. Y hasta creo que, además de darse cuenta tarde, el personal aún no ha calibrado el faenón de Morante. Quedará en los anales del recuerdo. Una Enciclopedia del buen toreo de 3.000 páginas explicada de forma práctica en 20 minutos. ¡Olé!

http://www.sevillataurina.com/cronica.php?id=2025


Fotos: https://www.plazadetorosdelamaestranza.com/

Video: http://morantedelapuebla.blogspot.com/


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